lunes, 27 de septiembre de 2010

Sonrío, pero todavía no tengo a quien sonreír.
Canto,  sin conocer el sentimiento del que hablo.
Camino, aun cuando no tengo un sendero que seguir.
Sueño, sin saber quien es ese joven que ama en mi subconsciente.
Escribo, por escribir, dejando que mis manos se muevan solas y tecleen las letras que se les de la real gana. Yo se que mis oídos tienen un plan maléfico con mis dedos y que solo presionan las teclas que les gusta oír.
Escucho, muchas veces la mitad de las cosas.
Disfruto de un café, música y lluvia... aunque de cuando en vez cambio la música por lluvia.